sábado, 18 de febrero de 2012

100 Mil Cuentos / Tres Maravillosos Mendigos

Los Serbios tiene una coleccion de inumerables historias y fabulas pero por estar en su idioma nos es dificil llegar a ellas. Aqui presento uno de estos cuentos...espero que vuele con ustedes su imaginacion....


LA HISTORIA DE TRES MARAVILLOSOS MENDIGOS

Había unas ves que vivía un mercader cuyo nombre era Marcos a quien la gente llamaba “Marcos el Rico”. El era un hombre de un corazón duro, pues el no soportaba ver a la gente pobre, y se llegaba a ver algún mendigo en cualquier lugar cerca de su casa, el ordenaba a sus sirviente que lo echaran fuera o le enviaría los perros.

Un día tres hombres muy pobres llegaron pidiendo a su puerta, y al punto que le iba echar los perros bravos a ellos, su pequeña hija Anastasia, se le acerco a el y le dijo;

“Querido padre, deja que estos pobres hombres duerman esta noche aquí, por favor si hazlo”.

Su padre no se atrevía rehusarse a ella, y los tres mendigos les fue permitido dormir en un desván, y en la noche, cuando todos estaban ya dormidos en la casa, la pequeña Anastasia se levantó, se subió hacia el desván, y hecho una mirada.

Los tres viejos mendigos estaban en el medio del desván, recostados sobre sus bastones, con sus largas barbas grises ondeando sobre sus manos y hablaban juntos en voz baja.

“¿Cuales son las nuevas aquí? Pregunto el más anciano.

“En el próximo valle el campesino Iván acaba de tener su séptimo hijo. ¿Que nombre le daremos y que fortuna deberíamos darle a el?”, dijo el segundo.

El tercero murmuro, “Llámale Vasilio y dale toda la propiedad del hombre de corazón duro, aquel en quien en su desván estamos de pie, y quien quería echarnos fuera de su puerta”.

Después de hablar un poco más los tres se prepararon y encaramándose se fueron suavemente.

Anastasia, quien había escuchado cada palabra, corrió directamente a su padre y le dijo todo.

Marcos estaba lo más sorprendido; pensó y pensó, y en la mañana condujo hasta la próxima villa para tratar de averiguar si en verdad había nacido aquel niño. El fue primero al cura, y le pregunto sobre los niños en su parroquia.

“Ayer”; dijo el cura, “un niño nació en la casa mas pobre de la villa. Yo lo nombre a la pobre cosa azarosa ‘Vasilio’, el es el séptimo hijo, y el mayor tiene solo siete años de edad, y ellos entre todos no tienen ni un bocado. ¿Quien será aquel que pueda ser el padrino de aquel pequeño niño mendigo?

El corazón del mercader latía rápidamente, y su mente estaba llena de malos pensamientos acerca de aquel pobrecito bebe. El mismo seria el padrino, dijo el, y ordeno un fina fiesta de bautismo; así que el niño fue traído y bautizado, y Marcos era muy amigable con su padre. Después que se acabo la ceremonia llamó a Iván aparte y dijo;

“Mira aquí, mi amigo, tu eres un hombre pobre. ¿Como vas a poder criar a este muchacho? Dámelo a mi y yo haré algo de el y yo te daré un regalo de mil monedas. ¿No es esto un baratillo?

Iván se rascó la cabeza, y pensó, y pensó, y entonces estuvo de acuerdo. Marcos contó el dinero, cubrió al bebe en una piel de zorro, lo puso en el trineo cerca de el, y condujo atrás hacia su casa.

Cuando ya había conducido algunas millas se detuvo, cargo el niño a las orillas de un inclinado precipicio y lo tiro, murmurando, “Aquí, ahora trata de quitarme la propiedad!”

Muy pronto después de esto unos mercaderes extranjeros viajaron por esa misma carretera en camino a ver a Marcos y pagarle unas doce mil monedas el cual le debían.

Según pasaban cerca del precipicio escucharon el sonido de un llanto, y mirando hacia abajo vieron un pequeño pastizal verde entre dos montones de nieve, y en el pastizal estaba el bebe entre las flores.

Los mercaderes recogieron el niño, lo cubrieron cuidadosamente, y siguieron conduciendo. Cuando vieron a Marcos le dijeron una cosa extraña que ellos habían encontrado. Marcos adivino de unas ves que el niño era su ahijado, y pidió el verlo, y dijo;

“Ese es una pequeña y buena criatura; Me gustaría quedarme con el. Si ustedes me lo entregan a mi, yo les perdonare la deuda”

Los mercaderes estaban a gusto por el poder lograr tan gran baratillo, dejaron el niño con Marcos, y se fueron.

En la noche Marcos cogió el niño, lo puso en un barril, amarró bien la tapa, y lo tiró al mar. El barril floto muy lejos a gran distancia, y por fin floto cerca de un monasterio. Los monjes estaban estirando sus redes para secarlas en la orilla, cuando escucharon el sonido de un llanto. Parecía venir del barril que estaba correteando cerca de las aguas de la orilla. Lo jalaron a la tierra y lo abrieron, y allí había un pequeño niño. Cuando el abad

Escucho las noticias, el decidió el subir al muchacho y lo nombro ‘Vasilio’.

El muchacho vivió con los monjes, y creció a llegar a ser listo, gentil y un joven muy parecido. Nadie podía leer, escribir y cantar mejor que el, y el hacia todo tan bien que el abad lo hizo el cuidador del guardarropía.

Ahora, sucede que para este tiempo fue que el mercader Marcos, vino al monasterio en el camino de un viaje. Los monjes eran muy corteses y les enseñaron la casa y la iglesia y todo lo que tenían. Cuando el entró a la iglesia el coro estaba cantando, y una voz era tan clara y bella, que el pregunto a quien pertenecía. Entonces el abad le dijo de la manera maravillosa en que Vasilio les había llegado a ellos, y Marcos vio claramente que este era su ahijado a quien dos veces trato de matar.

El le dijo al abad; “No le puedo decir cuanto yo he disfrutado el cantar del hombre joven. Si el pudiera llegar hasta mi lo haría el administrador de todos mis negocios. Y como usted dice el es bueno y listo. Por favor hágalo disponible para mi. Yo le haré su fortuna y le presentaré a su monasterio con veinte mil monedas.

El abad dudó lo bastante, pero consultó a todos los otros monjes, y finalmente ellos decidieron que no deberían estar en el medio de la buena fortuna de Vasilio.

Entonces Marcos escribió una carta a su esposa y se la dio a Vasilio para que se la llevara, y esto era lo que estaba escrito en la carta: “Cuando el portador de esta llegue, llevalo a la fábrica de jabón, y cuando pases cerca de la gran caldera empújalo a dentro. Si tu no obedeces mis ordenes yo estaré demasiado de molesto, porque este joven hombre es un socio muy malo quien de seguro también nos arruinará a todos si el vive.

Vasilio tuvo un buen viaje, y al llegar a tierra se encaminó hacia la casa de Marcos. En el camino conoció a los tres mendigos, quienes le preguntaron; ¿A donde vas Vasilio?

“Yo voy a la casa de Marcos el Mercader, y tengo una carta para su esposa”; respondió Vasilio.

“Enseñanos la carta

Vasilio le entregó la carta. Soplaron sobre ella y se la dieron de vuelta a el, diciendo; “Ahora ve y dale la carta a la esposa de Marcos. Tu no serás abandonado”.

Vasilio llegó a la casa y le dio la carta. Cuando la dama leyó la carta sus ojos casi no lo podían creer y mando a llamar a su hija. En la carta estaba escrito, bastante plenamente: “Cuando tu recibas esta carta, prepárate para una boda, y permite que el portador se case el próximo día con mi hija Anastasia. Si tu no obedeces mis ordenes yo estaré muy molesto”

Anastasia vio el portador de la carta y el le agrado bastante a ella. Ellos vistieron a Vasilio en finas ropas y el próximo día el fue casado con Anastasia.

Al tiempo determinado, Marcos regreso de sus viajes. Su esposa, hija y yerno todos fueron afuera a recibirlo. Cuando Marcos vio s Vasilio se voló dentro de una terrible rabia con su esposa. “¿Como te atreves tu a casar a mi hija sin mi consentimiento?”, pregunto el.

“Yo solo cumplía con tus ordenes”, dijo ella. “Aquí esta tu carta”.

Marcos la leyó. Era ciertamente su letra, pero por ninguna razón el contenido eran sus deseos.

“Bueno’, pensó el, “tu te me has escapado tres veces, pero yo pienso que ahora voy a sacar de ti lo mejor” Y el esperó un mes y era muy amable y agradable con su hija y con su esposo.

Al final de ese tiempo el le dijo a Vasilio un día, “Yo quiero que tu vayas por mi a mi amigo el Rey Serpiente, en su bello país al final de el mundo. Doce años atrás el construyó un castillo en una tierra de mi propiedad. Yo quiero que preguntes por la renta de esos doce años y también quiero que averigües de el que le ha pasado a mis doce barcos que partieron para su país tres años atrás”.

Vasilio no se atrevía a desobedecer. El dijo adiós a su joven esposa, la cual lloro amargamente su partida, colgó una bolsa de galletas sobre sus hombros, y se marcho.

Yo realmente no puedo decir si el viaje fue largo o corto. Mientras el proseguía su camino de repente escucho una voz diciendo: Vasilio, ¿ha donde vas?

Vasilio miro cerca de el, y no viendo a nadie, llamó en alto: ¿Quien me hablo?

Yo fui; este viejo y bien ensanchado roble. Dime ha donde tu vas.

Yo voy al Rey Serpiente para recibir de el doce años de renta.

“Cuando llegue el tiempo, recuerda me y pregúntale al Rey “Podrido hasta las raíces, medio muerto pero todavía verde, de pie esta el viejo roble. ¿Estara mucho mas tiempo de pie en la tierra?”

Vasilio continuo adelante. Llego hasta un rió y se subió en la barca crucero. El viejo del bote pregunta; ¿Tu vas lejos, mi amigo?”

Voy hasta el Rey Serpiente.

Entonces piensa en mí y le dices al Rey; Por cincuenta años el hombre de la barca ha remado de aquí para allá. El hombre viejo y cansado ¿tendrá que seguir remando por mucho más?

Muy bien, dijo Vasilio. Yo le preguntare.

Y siguio caminando. Al tiempo llego a un pasadizo en un estrecho fuera del mar y cruzando estaba una gran ballena acostada por la cual sobre su espalda la gente caminaba y conducía como si hubiera sido un puente o una carretera. Al poner su pie sobre ella la ballena dijo; “Dime por favor a donde es que tu vas”.

“Yo voy hacia el Rey Serpiente”.

Y la ballena le rogó: Piensa en mí. Le dices al rey: La pobre ballena ha estado acostada por tres años cruzando el estrecho, y los hombres y los caballos casi han aplastado su espalda contra sus costillas. ¿Esta ella para acostarse allí por mucho mas tiempo?

“Yo lo recordare”; dijo Vasilio y siguio su camino.

El camino, camino y camino hasta que llego a una gran planicie. En este campo se hallaba un gran y esplendido castillo. Sus paredes de blanco mármol brillaban en la luz, el techo estaba cubierto de madre perla, el cual brillaba como un arco iris, y el sol resplandecía como fuego en las ventanas de cristal, Vasilio entro en el y fue de una habitación a otra atolondrado de tanto esplendor.

Cuando llego al último cuarto de todos, encontró una bella joven sentada en una cama.

Tan pronto que ella lo vio dijo ella; “OH Vasilio, ¿que te trae a este infausto lugar?

Vasilio le dijo porque el había llegado, y de todo lo que el vio y escucho en el camino.

La muchacha dijo: “Tu no has sido enviado a colectar rentas, sino para tu propia destrucción, y para que la serpiente a lo mejor te devore”.

Ella no tuvo tiempo de decir nada más, cuando todo el Castillo comenzó a temblar, y un susurreo, seseo y gruñidos se escucho. La muchacha rápidamente empujó a Vasilio dentro de un baúl debajo de su cama, lo cerro y murmuro: “Escucha lo que la serpiente y yo hablamos”.

Entonces ella se levanto para recibir al Rey Serpiente.

El monstruo de subito entro en el cuarto, y se tiro jadeando en la cama: “Yo he volado por medio mundo. Estoy cansado, bien cansado, y quiero dormir – rasca mi cabeza”.

La hermoso muchacha se sentó cerca de el, acariciando su odiosa cabeza, y dijo en una dulce y engatusadora voz: “Tu conoces todo en el mundo. Después que te fuiste, yo tuve un sueño maravilloso. Me dirías que es lo que significa?

Afuera con el entonces, rápido. Que era?

Yo soñé que caminaba en una carretera ancha, y que un roble viejo a mi me dijo: “Pregúntale al rey esto: Podrido en las raíces, medio muerto, y aun verde de pie esta el viejo roble. ¿Estará el de pie mucho mas tiempo en la tierra?

“El debe quedarse quieto hasta que alguien venga y lo empuje abajo con el pie. Entonces el se caerá, y debajo de sus raíces se encontrara mas or y plata de lo que Marcos El Rico ha tenido.”

Entonces yo soñé que llegue a un río, y que el Viejo del bote me dijo a mi: “Por treinta años el hombre del bote ha remado de aquí hacia allá. Tendrá el cansado viejo hombre que remar por mucho más tiempo?

“Eso depende de el mismo. Si alguien se monta en la barca para ser cruzado a la otra orilla, lo único que el viejo tiene que hacer es empujar el bote y seguir su camino sin mirar atrás. El hombre en el bote tendrá entonces que tomar su lugar.”

Y finalmente yo soñé que estaba caminando sobre un puente hecho den la espalda de una ballena, y el puente viviente me hablo y dijo; “Aquí he estado extendido esto tres anos, hombre y caballos han pisoteado mi espalda hacia las costillas. ¿Estaré aquí recostado por mucho mas tiempo?

“La ballena va a estar ahí hasta que vomite los doce barcos de Marcos el Rico las cuales se ha tragado. Entonces podrá zambullirse hacia el mar y se curara su espalda”

Y el Rey Serpiente cerró sus ojos, y se recostó de su otro lado, y comenzó a roncar tan fuerte que las ventanas zumbaban.

En toda prisa la Hermosa muchacha ayudo a Vasilio a salir del baúl, y le mostró parte del camino de regreso. El le dio las gracias muy cortésmente y se fue con rapidez.

Cuando llego al estrecho la ballena pregunto; “¿Has pensado en mi?

“Si, tan pronto yo este al otro lado yo te diré lo que quieres saber.”

Cuando estaba en el otro lado Vasilio le dijo a la ballena: “Vomita esos doce barcos de Marcos el Rico que tu te has tragado hace tres años atrás.”

El gran pez exhaló y vomitó los doce barcos y sus tripulaciones. Entonces se sacudió así misma de felicidad y se sumergió en el mar.

Vasilio prosiguió mas adelante hasta que encontró la barca, donde estaba el Viejo que pregunto: ¿Pensaste en mí?

“Si, tan pronto me hayas cruzado yo te diré lo que quieres saber.”

Cuando habían cruzado, Vasilio dijo: “Deja que el próximo hombre que venga a la barca se quede en ella, pero tu te bajas a la orilla, empuja la barca hacia afuera, y estarás libre, y el oto hombre tomara tu lugar”

Entonces Vasilio prosiguió aun mas adelante, y tan pronto llego al árbol Viejo, empujo con su pie y el árbol cayo. Allí, en las raíces había más oro y plata que lo que Marcos el Rico pudo haber poseido.

Y ahora los doce barcos que la ballena había vomitado llegaron navegando hasta muy cerca de las orillas. En la cubierta del primer barco estaban los tres mendigos a quien Vasilio había conocido formalmente y ellos dijeron: “Los cielos te han bendecido, Vasilio” Entonces ellos se desvanecieron y más nunca los volvió a ver.

Los marineros cargaron todo el oro y la plata en el barco y luego izaron velas hacia la casa con Vasilio abordo.

Marcos estaba más furioso que nunca. El había mandado a ensillar sus caballos y se fue por si mismo a ver el Rey Serpiente y quejarse de la manera en la cual el había sido traicionado. Cuando llego al río se trepo en la barca. El hombre de la barca, sin embargo, no se trepo en ella sino que la empujo.

Vasilio vivió una feliz y buena vida con su querida esposa y su humilde suegra que vivía con ellos. El ayudada a los pobres y a las bestias y alimentaba a los hambrientos y desnudos y todas las riquezas de Marcos llegaron a ser de el.

Por muchos años Marcos ha sido el que ha llevado a la gente a cruzar el río. Su cara se ha arrugado, su pelo y su barba son blancos como la nieve, y sus ojos con poco brillo, pero aun así sigue remando.

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